Tabasco atraviesa su peor crisis de violencia, incluso mayor a la que sufrieron en 2017-2019. Los últimos datos indican que 2024 cerró preliminarmente con 921 personas asesinadas, es la mayor desde que se tiene registro (1990).
También, en la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), el 95.3% la población mayor de 18 años de la ciudad de Villahermosa dijo sentirse insegura, se ubicó como la ciudad con mayor percepción de inseguridad del país.
Pero ese no es el único problema que tiene la entidad, a finales de 2023, el gobierno federal dejó de invertir, debido a que había terminado de construir la refinería Olmeca, mejor conocida como Dos Bocas, ubicada en el municipio de Paraíso.
Esto ha generado menor dinamismo económico en la región que depende de la actividad petrolera de PEMEX, se puede observar en dos indicadores:
- Hasta el tercer trimestre de 2024, Tabasco acumula una contracción económica de 6.9%, esta tendencia a la baja lleva un año.
- Se perdieron 28 mil 675 empleos formales, es una disminución del 12.2% de los trabajos afiliados al IMSS, es la peor pérdida desde que se tiene registro (1998).
La desaceleración económica en Tabasco no se vincula directamente con la violencia, pero la violencia y la recesión se retroalimentan, afectando principalmente las condiciones de vida de la población.
La inactividad económica cierra negocios, destruye empleos e inhibe la inversión, la falta de oportunidades empuja a personas vulnerables, como jóvenes desempleados y comunidades marginadas, a buscar en el crimen organizado una alternativa de subsistencia, con consecuencias para ellos y la sociedad.
En medios de comunicación, resalta la violencia en la entidad, pero no se tocan las historias de personas que sufren las consecuencias, una crisis que no se ve (o no quieren ver).
